A través de mentiras piadosas para superar los miedos o temores que se tenga al realizar una acción, podemos rebajar el nivel de preocupación a ansiedad de una persona ante un problema cuando este se hace presente, sin embargo lo importante es ser certeros a la hora de definir un esquema para superar aquellos percances o adquirir una conducta en la que desarrollemos el juicio de valorar las cosas que son buenas para nosotros y para los demás sin afectar nuestro entorno, sacrificando placeres y tiempo en pro de la comunidad.
La conducta prosocial es la que debemos adquirir para ayudar a los demás, ya que es desinteresada, como el altruismo, sin embargo presenta un riesgo para quién quiera aplicar este tipo de conducta, porque no presenta beneficios directos y si puede estar expuesto al rechazo social o acarrear problemas con la ley según sea el caso.
Muchas veces la conducta prosocial se ve afectada por el efecto del espectador que consiste en que a mayor número de personas es menor la probabilidad de que alguien se preste para ayudar o se aumente el tiempo en lo que se demora alguien en reaccionar para ayudar a otro que este en un problema, esto debido a la vergüenza que le puede generar, evitar ser víctima de un engaño o simplemente a no querer exponer la vida propia ante la de un completo desconocido, no obstante se reducen estos tipos de pensamiento cuando es algún ser querido envuelto en un lío, la ayuda se hace inminente.
No podemos ayudar a las personas a partir de los estereotipos que hemos forjado a través de nuestros propios prejuicios. El simple hecho de que una persona no esté bien vestida o pulcra no quiere decir que sea una habitante de la calle, pero así lo asumimos y creamos una serie de repercusiones en nuestra mente, aún más cuando la persona que intentamos auxiliar tiene gestos que bien podrían confirmar o hacernos cree cierto lo que pensamos sobre ella, tales como esnifar, (producto de consumir sustancias psicoactivas) mirada y acento desafiante o que sea un extraño ya es ítem para desconfiar. Estamos socialmente adaptados para ayudar primordialmente lo que nos parece bello, lo que pertenece al mundo de lo bonito y rechazamos lo antiestético por no tener forma agradable.
La conducta prosocial no debe caer en lo errores del egoísmo, interés propio o la hipocresía moral, en los cuales se quiere ayudar pero poniendo como prioridad el bien propio antes que bien común.
Nuestro humor es un valor importante a la hora de colaborar con la comunidad, pero debemos tener en cuenta que no siempre que estaremos alegres y actuaremos de tal manera ante una situación adversa, depende de nuestra capacidad parar tolerar antes actos inmaduros o accidentes causales. Las consecuencias pueden ser agradables o negativas según nuestro actuar, de que tanto hayamos conseguido con nuestra empatía y sí la hemos desarrollado sabiamente como un talento más.
La empatía es innata pero debe desarrollarse junto con los siguientes aspectos: estabilidad y armonía familiar, educación, mientras se está en “la edad esponja” adquirir capacidades que en un futuro puedan ser ventajosas para la consecución de la conducta prosocial, además de tener en cuenta que la televisión puede ser un medio visto por millones pero que muy poco enseña, ya que actualmente ha pasado a ser un medio para entretener a las masas.
Los seres humanos somos agradecidos cuando somos socorridos y damos las gracias trabajando en cosas que puedan ayudar a la gente para salir del bache, dado que somos conscientes de que nos puede pasar exactamente lo mismo. No es necesariamente ser dueño de una personalidad altruista ni que el planeta se llene de voluntarios, pero es destacable que en cierto punto de nuestras vidas esto se convierta en un acopio de oportunidades para crear conciencia social sobre nuestro accionar en la sociedad y cuidar cada quien su mundo.
Es grato cuando se recibe ayuda, pero nada es más placentero que dar, tal cual como recita jarabe palo en una canción, cuando se recibe ayuda, “todo depende, de que depende, según como se mire todo depende”…y es que cuando te ayuda alguien cercano existe la apatía, se aprende la lección y no se quiere repetir, al contrario pasa con un desconocido.
No debemos ser como Teddy temerosos de la vida y del cambio que en ella hay, debemos dar siempre un paso adelante seguros de lo que estamos haciendo. Debemos activar nuestra conducta prosocial para bien de nuestra comunidad ya que si ella crece activamente nosotros seremos beneficiados al igual que las personas que nos rodean.
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