Se han prendido las luces en el estadio. En la tribuna, los hinchas animan la fiesta a ritmo
de bombos y platillos. Todos están ansiosos esperando a que su estrella
aparezca en el centro del campo.
Los fuegos artificiales han explotado haciendo alusión a los
colores de la bandera y del equipo mientras en las gradas del coloso se corea
el nombre del arquero, la máxima figura de la institución.
Alto como una torre, el color de sus ojos, verdes, como la
esperanza que contrasta con el color azul profundo de su uniforme en procura de
buscar la victoria. Sus manos actúan como un par de alas de ángel guardián del
cielo para custodiar la cabaña de su banda.
El guardameta expectante y atento en el área al mismo tiempo
que el director técnico le promete con su
mano en el corazón que lo dejará descansar sí logra mantener su arco en
cero. El Presidente del club asienta con su cabeza y agrega que le subirá el
sueldo siempre y cuando lleguen a la Gran Final.
El portero arrodillado, debajo de los tres palos, eleva sus
plegarias al cielo en las que ruega por protección divina para su padre, quien
se encuentra en una ciudad lejana y ha recibido amenazas por parte de un grupo
al margen de la ley.
Su progenitor resguardado entre maquinaria pesada, intenta
protegerse detrás de una volqueta mientras la guerrilla entra impaciente a
buscarlo para secuestrarlo.
Ahora el padre está encerrado en un cuarto oscuro y su única
compañía son un par de cadenas que lo mantienen atado a una esperanza vaga
mientras su hijo, disfrazado de héroe legendario, bajo tres palos de madera,
combate contra un equipo fácil para ganarle y en su mente hay una batalla por
una decisión que puede salvar vidas.
Los delincuentes antes del partido llamaron al arquero para
avisarle que su padre había sido secuestrado y que para que lo liberaran
debería perder su invicto, vender su alma, sacrificar su invicto para que su
papá recuperase la libertad.
El golero quién nunca en su vida había recibido un gol en una
competencia oficial debate contra sus sentimientos y proyecciones dado que si
accede a las propuestas de los bandidos pierde todo por lo que ha luchado en su
vida y al contrario si no lo hace, el hombre que lo trajo al mundo posiblemente
moriría.