Los diversos cambios
sociales a través del transcurrir del tiempo y los avances tecnológicos han
permitido la creación de diferentes formas de enseñanza y aprendizaje. Algunos
educadores han adoptado temáticas cercanas a la actualidad que desarrolla el
hombre. Los alumnos están atentos a los contenidos, pero sin la mayor capacidad
de análisis frente a los temas que se abordan en clase.
Las redes sociales, el
bombardeo de información sin corroborar, la constante interacción virtual sin
sentido alguno y la pereza mental se han vuelto obstáculos en el proceso
educativo. La rutina es un arma letal, los profesores deberían olvidar esa
aburrida defensa de cuidar y preservar la tradición escolar e innovar en su
método de predicamento y evaluación. No hay por qué temerle a las nuevas
herramientas, las nuevas generaciones pueden ser más perceptivas.
La escuela no debe ser una
industria que produzca en masa alumnos con buenas notas, eso es importante,
pero no es lo esencial, se debe tener cuenta que se trata con seres humanos
llenos de sentimientos, emociones y esperanzas. Hay que incentivar el
desarrollo de la creatividad, convertirse en un guía, otorgar opiniones que
fomenten el crecimiento profesional del educando.
El estudiante tiene que
poner también de su parte, no hay ley del embudo que valga, la disposición es
fundamental, puede que ahora se haya convertido en una especie de pulpo
mecánico, sus tentáculos de pantallas táctiles y conexión eterna ayudan a que
el conocimiento esté cercano a ellos, pero muchas veces, se traga entero, no
hay reflexión sobre los datos que consumen.
El hecho de que ahora se
guarden en pequeñas piezas, grandes cantidades de información, genera que se
evalúe por competencias y no por conocimientos, es decir quien logre mejorar
sus capacidades y aptitudes en el plano estudiantil como en el laboral, correrá
con mejor suerte que aquel que solo se conforme con demostrar el saber
adquirido.
Es importante mantener los
cálculos sobre el acceso a la educación, ya que no ha sido posible llegar al
porcentaje total de la población, muchas veces por falta de recursos las
personas se quedan sin estudiar, sin embargo, algunos que obtienen el
privilegio, prefieren desprestigiarlo, ocuparse en actividades banales que los
convierten en estadísticas deplorables cuando se trata de medir la calidad.
El reto que tiene la
educación para esta época, es lograr el panorama se ilumine un poco en lo
relativo a la percepción académica y valorativa de los futuros estudiantes y
para ello se exponen ocho desafíos.
Primer
desafío: Privilegiar el desarrollo frente al aprendizaje
La espada tal cual la carga
el caballero y que ahora acompaña al estudiante
en este momento, es la interpretación. Todo estudiante tiene como
obligación conocer su entorno, saber qué pasa a su alrededor, tener la
suficiente capacidad de razonamiento para emitir una conclusión acertada sobre
lo que ve, oye y escucha. Hay que apropiarse del discurso, las palabras son
puertas que permiten la entrada y salida de los pensamientos. El entendimiento
de los conceptos y la formación de ideas fortalecen las competencias.
Segundo
desafío: Abordar al ser humano en su complejidad (diversidad e integralidad)
La integralidad es la carta
a mostrar, es el as sobre la mesa, la formación como ser humano es fundamental.
El estudiante viene con distintos talentos que puede desarrollar a lo largo de
su vida, no tiene por qué frustrarlos para explotar uno solo, cuando los puede
complementar. El estudiante confía en la escuela para que lo ayude a mejorar en
cualquier ámbito de la vida.
Tercer
desafío: Priorizar el trabajo en competencias básicas
La meta trazada es el saber
idóneo. La exploración de los temas sociales y preguntarse sobre su origen,
permite una valoración destacada sobre el diario acontecer. El estudiante desde
un punto de vista utópico, sería sensible sobre lo que pasa frente a sus ojos y
se preocuparía por proyectar un plan de acción que complemente algún objetivo
de su comunidad o en el caso contrario, resolver la problemática que la misma
pueda presentar.
Cuarto
desafío: Hay que desarrollar mayor diversidad y flexibilidad curricular en la
educación básica y media.
El ritmo de vida marca la
flexibilización del individuo. El tiempo se distribuye según la necesidad y la
rapidez que exija la acción que vaya a efectuar. El objetivo que trae consigo
la modernización de la escuela es contribuir al desarrollo del pensamiento
independiente, la explotación de la originalidad. Cada persona posee cualidades
diferentes, no pueden ser tratados como animales de granja como si cada uno ya
tuviera una función asignada. La planificación del proyecto de vida debe ser
libre y no impuesta.
Quinto
desafío: La formación de individuos más autónomos.
Los seres deben ser capaces
de tomar sus propias decisiones a partir de procesos de pensamiento y reflexión
sin sentirse obligados a elegir una opción en la que intervengan otros. Debe
ser auténtico, no tiene por qué dejarse llevar por la opinión de los demás. La
escuela entra como ente formador en el caso que debe ayudarlo a que sea
decisivo con responsabilidad, pero sin influir de forma directa en la elección.
Sexto desafío: Favorecer el
interés por el conocer
La forma de despertar el
interés es un componente necesario. Hay que incentivar, generar curiosidad por lo
desconocido, por lo que ya se ha descubierto, pero que solo hay datos de la
superficie, hay que ir más a fondo. No debe callarse la pregunta, ni guardarse
la respuesta. La incertidumbre logra seducir al hombre para que busque,
encuentre compruebe, analice y saque conclusiones sobre la información que le
es otorgada, restringir el beneficio de la duda, se debería considerar como
pecado capital.
Séptimo desafío: Favorecer
la solidaridad y la diferenciación individual
La ventaja son los detalles
que se tengan en común, es indispensable como principal motor de la motivación
para consolidar la solidaridad como una poderosa herramienta para el avance de
la sociedad.
Sí, se debe destacar al
individuo por el esfuerzo pero no se le debe enseñar que para triunfar hay que
pasar por encima de los demás sin importar las consecuencias. Hay que manejar
las diferentes situaciones con criterio y carácter y a la vez que se vaya
avanzando, se podría ayudar a quién lo necesite, siempre y cuando demuestre
interés y sea agradecido.
Octavo
desafío: Desarrollar la inteligencia intra e interpersonal
El tiempo libre no debería
ser usado como una extensión del trabajo. Es un espacio para dedicar al mismo
ser. Hay que rescatar la conversación cara a cara, el mensaje escrito, la
interacción humana. El uso de las nuevas tecnologías es bueno, siempre y cuando
sea de manera responsable y ese tipo de máquinas no absorba el alma de quien lo
utilice. La mirada siempre será fundamental para descubrir lo que el otro
piensa. El ser inteligente viene acompañado de la discusión, del abrazo, del
encuentro. No es consecuente que se midan las capacidades solo por la
acumulación de datos como si el hombre fuese un computador.
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