martes, 29 de abril de 2014

El Conflicto prolongado y degradado.

 Dimensiones y modalidades de violencia-Abuso Sexual

Las personas se toman la libertad como si fuera un juego, creen que al generar una acción pueden pasar por encima de los demás, sin tener en cuenta las decisiones de los otros
Muchas veces la voluntad de las personas no es respetada, en un abrupto momento, se golpea el alma femenina, la venus del mundo es azotada en silencio por aquel ares sin escrúpulos, ese hombre que violenta y es presa de su instinto, ese que lastima a su otra costilla; es una bestia y fuerza a la mujer a cometer el acto que queda impune debido a que no es denunciado.

No hay palabra alguna que supere este hecho, quienes padecen este tipo de aberración no se atreven a denunciar por temor a nuevos ataques, a que sea más dolorosa la próxima vez, en dado caso de que no se pruebe nada, se aterrorizan ante la idea de lo que pueda pasar después, piensan en su vida y en los proyectos que tienen a futuro.

El abuso sexual pasa como un delito invisible cuando se contextualiza dentro del  conflicto armado, pues se esconde tras ese gran muro que algunos han tildado de guerra y otros de lucha social. La mujer en este campo es solo un objeto para satisfacer las necesidades de los criminales que adoptan la figura de un ser protector.



La violencia sexual que azota a la mujer en el conflicto armado ha ido creciendo a niveles preocupantes, dado que según el último informe presentado por el Partido Verde, cerca de 400 mil mujeres han sido abusadas.

Lo inquietante de la situación es que las señoras no se atreven a denunciar por el simple hecho de que todas viven con miedo a que el actuar para su propia bien se convierta en una nueva amenaza para sus cuerpos, a que su alma siga herida.

El género femenino no es solo víctima del delito de acceso carnal violento, eso es tan solo una forma violenta de cometer abuso sexual,  la guerra que ha sufrido Colombia por más de 50 años promueve esclavas sexuales, homicidios, abortos, torturas, desplazamientos y reclutamientos forzados.

La libertad de la mujer se pierde, no tiene voz ni voto, no es capaz de decidir sobre ella misma, solo porque un patán uniformado y con arma al hombro se cree con más poder de elección.

Los delitos sexuales que cometen los grupos ilegales quedan impunes al callar la voz de protesta y el grito de ayuda que cada mujer abusada quiere expresar. El miedo es un sentimiento de doble filo ya que actúa como arma de los bandidos para asustar sobre las posibles represalias que ellos puedan cometer, además ellas desconfían del sistema judicial que tiene el país.

La responsabilidad es conjunta con el gobierno, pues muchas veces se han hecho los de la vista gorda, por ejemplo la Corte Constitucional ordenó investigar 183 casos de violencia perpetrada por miembros de las autodefensas, la Fiscalía aún no ha sentenciado la primera condena.

El Estado tiene intenciones de solventar este problema y combatir a la violencia sexual en primera línea, sin embargo, las acciones que emprenden no son las más efectivas y solo se quedan en voluntad política.

Las instituciones del Estado tienen como obligación; prevenir la violencia contra la mujer, fortalecer el programa de protección de personas, e implementar políticas en salud para las mujeres víctimas del conflicto y esto se da gracias a la sentencia de la Corte Constitucional.
Las víctimas deben llevar un proceso de recuperación en el que haya absoluta reserva, debe existir el mayor de los respetos y la confidencialidad entre afectada y agresor no debe ser traicionada.

Este tipo de violencia se traduce en emergencia médica, dado que se atenta contra la salud tanto física como mental de las mujeres, debe primar la reacción y la atención inmediata para contrarrestar los posibles efectos adversos que la violación pueda traer, como lo son la prevención de enfermedades de transmisión sexual y para obtener acceso a la anticoncepción de emergencia conforme a la legislación nacional.

Es esencial y vital el acceso que las víctimas tengan a la asistencia integral de salud, además debe existir un apoyo psicosocial en la fase aguda y para llevar el proceso de adaptación a la vida social a largo plazo, no obstante en contadas ocasiones hay ciertas limitaciones para que las mujeres afectadas puedan recibir atención médica debido a que la situación del conflicto armado imposibilita la reacción inmediata de los entes encargados de esta misión. La infraestructura médica puede ser limitada, o encontrarse dañada o destruida como resultado del conflicto, lo que priva a las víctimas del acceso al tratamiento.

A menudo, cuando intentan llegar a los servicios de asistencia de salud, las víctimas enfrentan graves riesgos para su seguridad.

A veces, también deben recorrer largas distancias en un entorno inseguro en busca de ayuda, posiblemente para encontrarse con que las estructuras y los servicios de salud ya no están disponibles a causa del conflicto.

Debido a la compleja naturaleza de los conflictos armados, los actores humanitarios tropiezan con diversos problemas a la hora de llegar a las víctimas a fin de brindarles la atención y el apoyo necesarios.

El Comité Internacional de la Cruz Roja brinda apoyo económico a las víctimas para ayudarles a reconstruir sus vidas. Esta ayuda puede incluir alimentos y artículos domésticos, vivienda, asistencia en el desarrollo de nuevas fuentes de ingresos o el pago de costos de transporte para ayudarles a acceder a la atención médica y psicológica.

El abuso sexual constituye infracciones del derecho internacional humanitario (DIH) cuando se las comete en el contexto de un conflicto armado, Se debe acatar la prohibición de la violencia sexual y el Estado tiene la obligación de llevar a juicio a sus autores.


El silencio tantas veces que adorna la belleza que tiene la vida, en este caso, es un arma que permite el abuso, el miedo también actúa como secuaz, la mujer es débil ante los maltratadores, el gobierno es permisivo con este tema y se ve derrotado ante los vándalos que han violentado contra el pueblo colombiano, en especial con aquellas mujeres que tan solo querían una vida plena y amena.


El abuso sexual en el conflicto armado no puede seguir siendo un delito invisible ante los ojos de la justicia, se deben crear campañas de sensibilización y darle más notoriedad para que estos casos no queden impunes cuando se vaya a enfrentar a la ley.

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